jueves, abril 20, 2006

"No he oído hablar de amor"



La siguiente es una carta muy conmovedora que nos llego por parte de una maestra de un colegio de Buenos Aires...

Esta escrita por uno de sus alumnos que es un chico con una gran sensibilidad.

Ejem! ... mejor..., mejor, leanla ya que lo que podemos decir es solo un palido reflejo de lo que transmite.


Señor Director:
Me he detenido a pensar en lo que realmente representa la esencia de mi vida y, con cierto grado de asombro y profunda tristeza, pude concluir que el temor lentamente se ha transformado en costumbre, condimentando mis quehaceres cotidianos. No me refiero ya a las caminatas tan bonitas que, en una época lejana, podíamos realizar durante la noche de Buenos Aires, disfrutando de su riqueza nocturna. Hago referencia a los pensamientos y ideales por los cuales podemos y queremos luchar los jóvenes.


Seguramente piensen que al tener tan sólo 19 años no fue precisamente mi experiencia sobre lo vivido la cual me da derecho a expresarme. En gran medida deben estar en lo cierto. No cuento con la experiencia que adquirieron muchos de ustedes al haber vivido “tanta historia” en suelo argentino; pero tengo en mi corazón el motor de la vida, la fuente de esperanza, algo que muchos prefirieron dejar sumergido en el olvido: las ganas y la fuerza de soñar con que el mundo puede cambiar y la certeza de que el único alimento que nos mantendrá vivos es el esfuerzo en conjunto.
En lo últimos días he recorrido bares, supermercados y demás lugares de acceso público. He oído hablar de dinero, de cárceles, de delincuentes y violadores, de personas que sin acreditación alguna se toman la libertad de decidir sobre nuestra vida, como si fuese la propia; he escuchado hablar de abortos ilegales, de jueces, policías y políticos corruptos, pero no he oído hablar de amor. He oído hablar de robos, del seguro del auto, de las cuotas escolares que han aumentado, pero no he oído hablar de amor.
¿Tan insignificante es el amor que nunca está presente en nuestras conversaciones?
Medios masivos de comunicación, docentes, políticos, padres y demás “guías para nuestra educación” han centrado la educación en la prevención de hacernos conocer la falta de seguridad que sufre nuestro país, la importancia de los estudios para un futuro, y demás datos complementarios que, a mi parecer, son de gran importancia, pero existen valores primordiales que aun desconocemos.
¿No es el amor lo que hace vivir al mundo? No hay vida donde no está presente el amor. El amor y la verdad representan las dos caras de una misma moneda, la más preciada de todas: la vida. La vida sin amor conduce a la muerte; precisamente es esto lo que está ocurriendo en este mundo, tan vacío de alegrías, sonrisas, abrazos sinceros, amor!

Dijo Mahatma Gandhi: “ El hecho de que sigan viviendo todavía tantos hombres en nuestro planeta demuestra que el mundo tiene como fundamento, no ya la fuerza de las armas, sino de la verdad y el amor.” Hoy en día, ¿cuál es nuestro fundamento?

No es mi intención menospreciar y restarle importancia a las terribles injusticias a las cuales nos vemos sometidos día a día, al contrario. Anhelo que todos nos demos cuenta, que la forma de revertir este infierno, está en nosotros. Manifestaciones y demás demostraciones sociales exigen un cambio. Nadie quiere vivir atemorizado. Ninguno de nosotros desea ver decolorados y borroneados por injusticias sociales aquellos sueños que en algún momento anheló con tanta fuerza en el alma.
Alcemos la voz, no solamente en réplicas y quejas. Reformemos, propongamos. Luchemos por un mundo mejor, en el cual los valores morales tengan un verdadero sentido y sean tomados en cuenta, no solo para “hacer caridad” una vez por año, sino como forma de vida. Contagiemos al mundo las fuerzas de cambiar. El amor transforma. Dejemos que las almas se inunden de amor.

Federico Trietsch
funpeople_bbkid@hotmail.com